Acabé tirado en un parque.
Me salté las horas de escuela. Me aburrían. Me contaban el pasado, me hablaban del presente y me decían como sería mi futuro. Mentían.
Yo seguí acariciando los besos de una botella, más de mil veces, o eso quería creer.
Quería creer también que cada una de mis palabras sería poesía para tus ojos.
Está lloviendo otra vez, y de repente, el verano.
No puedes entenderme.
No sé si es que me falta, o es que a ti te sobra algún pedazo de mí, porque te lo has llevado, haciéndome creer que volverías.
Debe ser tarde, me voy a casa.
Por el camino, los mosquitos pueblan las farolas que pasan la noche en vela hasta que sale el sol, no se acuestan. Yo me muero por dormir a tu lado.
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